miércoles, 30 de marzo de 2016

La alimentación consciente: una revolución silenciosa

El replanteo sobre lo que comemos y su estrecha relación con el cuidado de la salud son temas de los que se habla cada vez más; ¿moda pasajera o un verdadero cambio de paradigma?

¿De dónde viene la carne que llega a la mesa familiar? ¿Cómo se procesan los lácteos que les damos a nuestros hijos? ¿Qué son los transgénicos, el glifosato y los conservantes?

Estas y muchas otras preguntas forman parte de los cuestionamientos a la alimentación procesada industrialmente que consumimos todos los días. Sin darnos cuenta, cada vez más seguido se habla de estos temas.

Intolerancia al gluten, a la lactosa, celiaquía, colon irritable, colesterol alto son apenas algunos de los tantos términos que se escuchan cada vez más al inicio de algún almuerzo o cena con amigos. También llama la atención ver la fuerza que ha cobrado la oferta de comidas vegetarianas y la proliferación de ferias de productos naturales como una forma más responsable de comprar, y que pone en contacto directo a los productores con los consumidores.

¿Revolución o moda pasajera?

"Los alimentos que comés pueden ser la más poderosa y segura medicina para tu cuerpo o el más lento proceso de envenenamiento", escribió Anne Wigmore, médica nutricionista norteamericana, precursora de la alimentación consciente, en la década del 60. Lentamente, este despertar de consciencia que ella hizo hace 50 años comenzó a fluir en silencio y ha llegado a todos los rincones del mundo para hacernos un replanteo sobre lo que ingerimos y la responsabilidad que asumimos al hacerlo, sobre lo sagrado del acto de comer y la estrecha relación entre comida y salud. Fue la primera en poner luz sobre el daño que estaba ocasionando el exceso de harinas y azúcares en los alimentos industrializados y su posible relación con las enfermedades degenerativas.

Mónica Cristina es médica especializada en Nutrición en el Hospital Italiano y se ha especializado en nutrición ayurveda. En el ejercicio de su profesión en un consultorio tradicional se las ingenia para combinar lo que los pacientes demandan con su deseo de propagar un nuevo paradigma. "La mayoría de los pacientes que llegan a mi consultorio vienen con la idea de una dieta para bajar de peso, pero terminan pidiéndome que les enseñe a comer bien. Cuando están acostumbrados a comer carnes, embutidos, pastas y todo tipo de comidas con grasas, empiezo a reemplazar esas cosas por más verduras y frutas, pero no intento que se hagan vegetarianos. Voy de a poco y muchos vuelven para seguir profundizando el cambio porque se sienten mucho mejor y, además, bajan de peso", dice.

"Hay un cambio de consciencia y, desde hace unos años, aumentó muchísimo también la cantidad de gente que viene a mi consultorio porque quiere dejar de comer carne. Los más jóvenes, por un tema de protección animal; los más grandes, porque lo sienten más saludable. Todos están mucho mejor informados y las redes sociales ayudan mucho a este cambio", explica.

Los números hablan

Los números hablan por sí mismos. Según un informe de la OMS del 2012, las cardiopatías son el factor número uno de causa de muerte en el mundo y están muy ligadas a nuestra alimentación. También se ha comprobado que la diabetes, el cáncer y las enfermedades degenerativas como el Parkinson, el Alzheimer, entre otras, tienen mucha relación al tipo de vida que llevamos y los hábitos alimentarios.

La obesidad también es una amenaza que aumenta. La misma organización mundial de la salud advirtió en 2014 que hay 44 millones de niños menores de 5 años con sobrepeso en el mundo (en 1990 eran 30 millones). Los hábitos alimentarios están ligados a nuestras emociones, a nuestra cultura, a nuestro sentido de pertenencia, por eso es tan difícil de revertir este tipo de costumbres. Están asociados a nuestra historia familiar y cultural. Sólo la inminencia o amenaza de un problema de salud nos lleva a enfrentar un cambio.

Giselle Rodríguez es docente y diseñadora de calzado y no se sentía bien con su sobrepeso. Un día, mirando un programa de televisión sobre temas de salud, decidió enfrentar su problema y cambiar su dieta. Acudió a una especialista y en su casa todos empezaron a comer diferente. "Antes, los productos industrializados ocupaban el 90% de mi dieta., sobre todo carnes, lácteos y harinas blancas. La rutina vertiginosa en la que estamos sumergidos nos lleva a comer lo más práctico. Ahora, el 90% de mi dieta son frutas, verduras (mayoritariamente crudas), semillas, cereales, huevos, y agua", explica.

"En mi casa, mi marido e hijas sufrieron bastante el cambio, porque lo llevé adelante de forma radical. Creo que es lógica esta reacción porque atenta contra sus creencias culturales. Los famosos fideos con tuco pasaron de ser el foco del disfrute familia a ser un objeto de enfrentamientos culturales y . ¡tan ricos que son!", dice.

Un cambio cultural resistido

Hablar de revolución silenciosa es usar un oxímoron que refleja lo que realmente hoy sucede en el mundo: este cambio de consciencia alimentaria representa un cambio cultural muy fuerte que es resistido por intereses económicos y miedo a lo diferente. A ninguna de las industrias involucradas en el tema de la alimentación quieren que esto cambie. Mejor malo conocido que bueno por conocer.

Gae Arlia es reeducadora nutricional, dicta numerosos talleres de alimentación consciente y organiza retiros junto a grupos de profesionales de otras áreas, para compartir de qué se trata este nuevo paradigma de salud. "El concepto de revolución silenciosa significa que algo se puede hacer entre todos, enseñando y propagando cosas básicas para cambiar una realidad que nos imponen y no esperar que otros lo hagan por uno. La escasez de alimentos es una mentira, lo que está mal es su sistema de producción y distribución. La mayor parte de los cultivos hoy son para el ganado, es una locura. ¿Por qué no cultivamos cosas que alimenten a las personas? Desde mi lugar, la revolución consiste en enseñar a hacer nuestros propios alimentos: leches vegetales, brotes y germinados, aderezos, cultivar y cosechar nuestros propios alimentos. No hace falta tanto tiempo, es sólo organización y voluntad de hacerlo. Es concientizar que lo que nos alimenta es nuestra medicina, es nuestra salud", dice.

El tema de la poca educación alimentaria de los argentinos fue algo que llamó la atención a la periodista norteamericana Allie Lazar, creadora del blog Pick up your fork, un sitio que recomienda cómo y dónde comer bien en Buenos Aires. Ella llegó de Estados Unidos hace 9 años, para hacer un posgrado, y se quedó a vivir. "Cuando llegué a Argentina, sólo pocos lugares ofrecían uno o dos platos aptos para gente que quería comer más sano. Hoy en día, eso está cambiando y hay más oferta para gente que no come carne o que quiere salir de los platos típicos. Hubo una demanda para crear alternativas, que no es una cuestión de clase social, sino de educación alimentaria. Tengo muchos amigos que pertenecen a la clase media y no saben qué significa comer bien, no conocen de las propiedades nutricionales de ciertos alimentos o la diferencia en cocinarlo de diferentes maneras. Me contaron que ni en la casa ni en el colegio nunca les enseñaron sobre el tema y eso me sorprendió mucho", reflexiona.

Si bien no hay datos oficiales, Buenos Aires y sus alrededores tienen cada vez más restaurantes, cafés y locales de comida vegetariana en todas sus variantes. En el país se replican los envíos de verduras orgánicas a domicilio, ferias de productos naturales en plazas y escuelas, restaurantes a puertas cerradas con opciones gourmet especialmente pensadas para este tipo de comensales que cada vez es más demandante.

Más opciones


Ximena Díaz Alarcón, directora de la consultora Trendsity, evalúa esta tendencia y ve que en las principales capitales del mundo, y aquí también, se da un crecimiento de opciones veganas y vegetarianas, pero sin descuidar diseño y sabor como tendencia. "Antes había menos opciones y el consumidor tenía que resignar sabor en el consumo. Hoy quiere lo mejor de todos los mundos: natural, sano, rico, lindo e idealmente accesible de precio también (esto último no se da siempre, y es una de las barreras de ingreso a la tendencias de parte de los consumidores de niveles socioeconómicos más bajos", dice.

Los locales de comida rápida también se sumaron a esta ola y han incorporado ensaladas, frutas y opciones vegetarianas a sus menús clásicos, algo que les valió la acusación de hacer "Greenwashing" (prácticas empresariales para mostrar su compromiso con el medio ambiente).

De todas maneras, la preocupación por el tema quiere decir que algo está pasando. "Lo que seguramente quedará de todo esto es un mayor imperativo de transparencia hacia las marcas, para que clarifiquen sobre sus procesos, orígenes, materias primas, e impacto en la salud", aclara Mariela Moucioulsky, codirectora de Trendsity.

Rosario Etchegaray es pastelera profesional y hace 3 años fundó Girasol Conservas, un emprendimiento de viandas de comidas sanas (vegetarianas, veganas y/o aptas para celíacos) que apunta a satisfacer la demanda en empresas, casas de familias y colegios. "Soy feliz haciendo esto. Vivo de mi trabajo y lo hago con la conciencia de que aporto al cambio. Me doy cuenta de que me encanta propagar esta forma de alimentación. Mucha gente me escribe porque le gusta lo que hago y le mando la receta, para que lo haga en la casa. Está bueno que lo aprendan a hacer", reflexiona.

En Estados Unidos, uno de los países con mayor tasa de obesidad en el mundo, la National Restaurant Association (NRA) hizo una encuesta a alrededor de 1300 cocineros profesionales de ese país y los resultados mostraron que las tendencias gastronómicas apuntan a restaurantes con huerta y/o granja propia, preferencia por la producción local, mayor compromiso ambiental y nutricional, productos no procesados, comidas infantiles saludables y reducción de los desperdicios alimentarios.

A su vez, en la Argentina, el consumo de carne se redujo en casi 5% entre 1980 y 2014, según la Cámara de Comercio e Industria. Son muchas las razones coyunturales, entre las cuales está la tendencia a la alimentación vegetariana que, según la Sociedad Argentina de Nutrición, es practicada por un 5% de la población.


Ante los requerimientos de información por parte del público y los profesionales, esta misma institución publicó un informe en marzo de 2014 en el que detallan la relación entre salud y vegetarianismo y apoyan los efectos benéficos de esta tipo de alimentación, siempre y cuando esté bien planificado y controlado por profesionales.

"A nosotros nos interesa que la población esté bien informada y hacemos actividades en lugares públicos sobre la concientización de la alimentación. Apoyados en las investigaciones mundiales en nutrición, creemos que la gente tiene que saber las ventajas y desventajas de elegir un tipo de alimentación. Nos parece muy importante dejar en claro nuestra oposición a la alimentación vegana para bebés y niños pequeños, ya que los primeros 1000 días de vida son fundamentales, y las carencias de ese tipo de alimentación como la vitamina B, puede traer trastornos en su desarrollo neurológico", advierte Zulema Stolarza, su presidenta.

Silenciosamente, este cambio de paradigma se está afianzando en todos lados, es subterráneo, lento, pero profundo. Cuando se instala, allí se queda. Y ya no suele haber vuelta atrás.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1868552-la-alimentacion-consciente-una-revolucion-silenciosa

Por: Teresa Sofía Buscaglia - LA NACION - Lunes 08 de febrero de 2016 • 00:39

miércoles, 23 de marzo de 2016

¡Todo lo que querés saber sobre la alimentación vegana para niños, en este post!


Compartimos la nota desarrollada por delantaldealces.com y Miriam Martínez Biarge, médico pediatra y vegetariana desde hace más de veinte años, quién durante toda su carrera profesional, ha investigado en profundidad los efectos de la nutrición en la salud de los niños, y especialmente ha estudiado las características de una dieta vegetariana sana y segura.

En la web de la Doctora Martínez Biarge:
http://www.mipediatravegetariano.com/ encontrarás más artículos de gran interés en el campo de la pediatría, siempre enfocados desde el prisma de la alimentación vegetariana y vegana.


Claves de la alimentación vegana para niños

No solo es posible alimentar a los niños con una dieta vegana (100% vegetal), sino que esta forma de alimentación proporciona importantes beneficios para ellos, como así lo reconocen ya numerosas sociedades médicas y de nutrición. Como cualquier otra dieta, la alimentación vegana requiere atención y planificación, especialmente en los niños muy pequeños. 


Estas son las claves de una dieta vegana segura y saludable:
Las frutas y verduras deben estar presentes en todas las comidas.
Las frutas y verduras son esenciales para la correcta alimentación de los niños

Las verduras son ricas en vitaminas y minerales y aportan una pequeña pero importante cantidad de proteínas. Es importante que a lo largo de la semana preparemos verduras de diferentes clases y colores para que nuestros niños se beneficien de sus diferentes propiedades. La vitamina C de las frutas y verduras favorece la absorción del hierro vegetal y previene la anemia en los niños.
Los cereales (trigo, arroz, centeno, cebada, avena, maíz, amaranto, quinoa, mijo) deben ser mayoritariamente integrales. 

Las legumbres son alimentos ricos en proteínas y los niños deben tomar al menos 2-3 raciones a diario. Una ración de legumbres es: un vaso de leche de soja o dos yogures de soja, 50-120 gramos de tofu o tempeh (la cantidad depende de la edad del niño), el equivalente a media taza de garbanzos, lentejas o alubias cocidas, una taza de guisantes, o 2 cucharadas de mantequilla de cacahuetes.
El mejor aceite para cocinar y aliñar es el de oliva virgen. Los demás aceites vegetales tienen un exceso de ácidos grasos omega 6 y es mejor evitarlos. Una excepción es el de girasol alto oleico, que se puede emplear en sustitución del de oliva para cocinar. 

Los frutos secos son una fuente concentrada de nutrientes esenciales.
Los frutos secos y las semillas (almendras, nueces, pistachos, avellanas, anacardos, piñones, calabaza, girasol y sésamo) son fuentes concentradas de minerales, proteínas y grasas de buena calidad y deberían estar presentes a diario en la alimentación de los niños. Como con las verduras, lo mejor es ir variándolos a lo largo de la semana para que los niños se beneficien de las propiedades de todos ellos. Los niños menores de 5 años no deben tomar frutos secos ni semillas enteros porque se pueden atragantar. Hasta esa edad hay que ofrecérselos siempre molidos y espolvoreados sobre otros alimentos o en forma de crema o mantequilla. 

A partir del año de edad se pueden ir introduciendo leches vegetales enriquecidas con calcio en sustitución de la leche de fórmula (si estamos dando pecho es mejor continuar con él hasta los 2 años). Las mejores leches vegetales son las de soja, avena y almendras. 

Hay que evitar a toda costa la presencia de azúcar, endulzantes o alimentos azucarados en la alimentación de nuestros niños. La bollería industrial, (incluyendo las galletas), los zumos y batidos comerciales, los helados y los refrescos son muy perjudiciales y deben ser consumidos solo en ocasiones muy especiales. La mayoría de los “cereales de desayuno” llevan también azúcar añadido y es mejor evitarlos. El pan es el mejor cereal para desayunar.


Todos los niños veganos desde los 6 meses de edad deben tomar un suplemento de vitamina B12.
Es importante que los niños jueguen y pasen un tiempo al sol todos los días; puesto que esta es la mejor forma de producir vitamina D. Aquellos niños que no puedan salir de casa regularmente o que vivan en zonas con inviernos largos y oscuros pueden necesitar un suplemento de vitamina D.
Es recomendable que la sal que usemos en casa sea yodada.
Alimentación vegana para niños menores de 2 años
Los niños menores de 2 años requieren consideraciones especiales: 
La leche materna es el mejor alimento hasta los 2 años. Durante los primeros 6 meses es el único alimento que el bebé necesita. Entre los 6 y 12 meses sigue siendo la principal fuente de nutrientes, mientras se introduce poco a poco la alimentación complementaria.
Si no es posible la lactancia materna, la única alternativa en los menores de 1 año son las fórmulas infantiles. Hay fórmulas preparadas a base de proteína de soja o arroz que son mayoritariamente veganas. Bajo ninguna circunstancia se debe alimentar a un bebé menor de 1 año con otra leche que no sea materna o fórmula infantil.
A partir de los 6 meses podemos ir introduciendo poco a poco todos los grupos de alimentos que hemos ido comentando antes. Es mejor no retrasar la introducción del gluten (trigo, centeno, cebada, avena) más allá de los 7 meses.
Vitamina B12 en los bebés

Es cierto que las bacterias del intestino sintetizan vitamina B12, pero lo hacen en un lugar desde el que NO es posible absorberla. Se ha demostrado ya en muchos estudios realizados a lo largo de más de 50 años que no es posible sintetizar nuestra propia vitamina B12 y que las personas que no toman alimentos que la tengan o que no toman suplementos, antes o después desarrollan deficiencia y enferman.

En el caso de los niños esto es extremadamente peligroso pues la deficiencia de vitamina B12 afecta a su desarrollo psicomotor y puede dejar secuelas irreversibles. Si tu bebé no consume alimentos de precedencia animal es esencial que le empieces a dar vitamina B12 a partir de los 6 meses de edad. Que no haya tenido problemas hasta ahora no significa que no esté en riesgo de tenerlos, pues los depósitos con los que ha nacido o que ha recibido a través de la lactancia materna se pueden estar acabando.

Si aun sabiendo esto no quieres darle suplemento, al menos deberías hacerle un análisis de sangre lo antes posible y medir la concentración de vitamina B12 y de homocisteína para asegurarte de que todo está bien. Si los niveles de B12 son inferiores a 300 y/o los de homocisteína son superiores a 10 significa que tu bebé tiene deficiencia de vitamina B12 y está en riesgo de tener problemas graves por ello. Los síntomas de deficiencia muchas veces no son visibles hasta que la enfermedad está avanzada. No arriesgues la salud de tu bebé.

Fuente: http://delantaldealces.com/alimentacion-vegana-para-ninos/

sábado, 19 de marzo de 2016

¿Amante de las frutas? ¡Te contamos todo!

revista-ahoraLa definición del diccionario de la Real Academia Española no es específica, pero nos dice que la fruta es un “fruto comestible de ciertas plantas cultivadas”. Sin embargo, se evidencia que el término fruta refiere a frutos producidos en su mayoría por plantas leñosas (manzano, peral, duraznero, ciruelo, cerezo, damasco, higuera, vid, naranjo, mandarino, limonero, mango, papaya, etc.) o por plantas semileñosas o arbustos frutales (arándano, zarzamora, frambuesa, etc.) y, en menor medida, por plantas herbáceas (frutilla, banana, plátano, entre otros).
Esta definición aunque describa a grandes rasgos de qué hablamos cuando hablamos de fruta, está lejos de ser práctica para nuestra elección de qué comer a diario. Así que voy a poner mi definición de fruta referida a la alimentación: es el elixir que las plantas, arbustos y árboles crean, para nutrir de forma completa y satisfactoria al ser humano, en la mayoría de veces con un sabor dulce (naranja, banana, manzanas), otras con un destaque en el sabor salado (pepino, tomate, palta) y que su forma de administrarse es simple y práctica para cualquiera.
La fruta es el elixir que las plantas, arbustos y árboles crean para nutrir de forma completa y satisfactoria al ser humano.
revista-ahora
Con la definición recién descrita quiero dejar en claro que las frutas, debido a nuestra conformación fisiológica, son nuestros alimentos primarios. Son aquellos alimentos que podemos digerir y absorber sin uso de recursos externos. Podemos recurrir a las frutas sin necesidad de usar cuchillos ni ningún otro elemento externo. Algo a destacar de estos maravillosos alimentos es el alto contenido de agua, el principal recurso de nuestro cuerpo. En este principal recurso, el agua, es donde vamos a encontrar la mayor cantidad de los segundos y terceros recursos que forman nuestra salud: el oxígeno, las enzimas, las vitaminas y los minerales. Por esto decimos que la fruta es un alimento base del ser humano sano, que no debería de restringir su consumo y que podría recurrir a él en cuanto sea necesario.
La fruta es un alimento base del ser humano sano por lo tanto no debería restringirse su consumo y deberíamos recurrir a él en cuanto sea necesario.
La fruta, así como todos los alimentos, tiene un tiempo de digestión en nuestro estómago, que varía de persona a persona de acuerdo a su alimentación. Igualmente, la salvedad importante de hacer aquí, es que el hábito o costumbre de comer la fruta como “postre” es un concepto erróneo a la forma de alimentarnos. La fruta, al ser nuestro alimento primario y total o casi totalmente fisiológico y al contener mas del %70 de agua, tiene un tiempo de digestión muy corto, por lo que precisa de un estómago libre para que de esta forma pueda seguir su camino al intestino delgado y absorberse. En caso contrario, si el estómago está completo con el almuerzo o la cena y luego se come la fruta, esta comenzará un proceso de fermentación en el estómago debido al que seguramente sientas hinchazón, mal humor y hasta dolor de cabeza y pesadez. Esto no quiere decir que la fruta intoxica, todo lo contrario, es un alimento depurativo por excelencia.

El hábito o costumbre de comer la fruta como “postre” es un concepto erróneo en nuestra forma de alimentarnos.

revista-ahoraEn cuanto a los ayunos, podemos comenzar por hablar de los pilares fundamentales en la medicina antigua cuando uno está enfermo: el reposo, la dieta y la medicación. El reposo o ayuno como pilar principal consiste en generar un período sin trabajo digestivo ni exigencia metabólica, durante el cual el organismo pueda concentrar todo su potencial en la tarea de eliminación de aquellos tóxicos que no le son propios. Los ayunos frutales sobre los cuales ahora voy a hacer referencia, no tienen contraindicaciones ni requieren supervisión externa, como otros tipos de ayunos, por la razón que ya sabemos: es nuestro alimento fisiológicamente primario, con nutrientes sumamente completos y una carga depurativa y de líquido fundamental.
El ayuno consiste en un período sin trabajo digestivo ni exigencia metabólica, durante el cual el organismo pueda concentrar todo su potencial en la tarea de eliminación de aquellos tóxicos que no le son propios.
La idea de esta saludable práctica es permitirnos reducir casi a cero la habitual exigencia metabólica, en razón de ingerirse sólo el alimento más fisiológico y de más fácil asimilación: la fruta. Para esto el ayuno frutal de 1 día a la semana es lo que hoy propongo, en donde durante todo un día, cuando sentamos apetito, nos limitaremos a ingerir solamente frutas. Podemos ingerir toda la fruta que deseamos, pero de un solo tipo por vez (no mezclar variedades en la misma ingesta, a fin de minimizar la exigencia digestiva), bien madura, de estación y, si es posible, de producción local y orgánica.

Fuente: http://www.revistaahora.com.ar/a-la-carta/ayuno-frutal-un-descanso-natural-para-tu-organismo/

martes, 8 de marzo de 2016

¿Cansado de escuchar argumentos absurdos? ¡En este post derribamos los MITOS de la alimentación vegana!

Mas allá de la ética personal que motiva a una persona a elegir el veganismo, conviene conocer ciertas pautas nutricionales que inciden notablemente para gozar de un buen estado de salud.

Se han creado varios mitos alrededor de la alimentación vegana: no es sana, no se obtienen las proteínas suficientes, es imposible obtener alguna fuente de vitamina B12 en la dieta, etc. Obviamente, todos estos mitos son sostenidos por las explotaciones comerciales involucradas que temen perder consumidores. Sin embargo, especialistas en medicina preventiva, médicos naturistas y terapeutas holísticos sostienen, apoyados en datos inobjetables, que una dieta vegana es la ideal para nuestro organismo, ya que previene una gran cantidad de enfermedades. Los datos epidemiológicos lo confirman.


Veamos algunos de esos mitos:
  1. Proteínas
  2. Hierro
  3. Calcio
  4. Vitamina B12
  5. Vitamina D
PROTEINAS
La carne es la fuente más eficiente de proteínas para el ser humano. FALSO.

Las proteínas juegan un papel crítico en nuestro organismo, debido a que son esenciales para la contracción muscular, la creación de defensas inmunológicas y la transmisión de los impulsos nerviosos. También proporcionan apoyo estructural a través de la piel y los huesos.

Es cierto que la dieta vegana promedio puede tener menor contenido proteico que una dieta basada en alimentos de origen animal, lo que constituye una ventaja muy beneficiosa. La mayor parte de las personas que consumen carne, leche y huevos, poseen un exceso de proteína en sus organismos. Este exceso está relacionado directamente con la formación de cálculos renales, la osteoporosis, y posiblemente con las enfermedades cardíacas y el cáncer.

Las proteínas están compuestas por unidades más pequeñas llamadas aminoácidos. Estas últimas suelen considerarse como ladrillos que forman una pared. Existen alrededor de 23 aminoácidos, 8 de los cuales son “esenciales” y que el cuerpo no puede elaborar por sí mismo. Es por esta razón que deben ser incluidos a través de la alimentación. Los aminoácidos esenciales son: valina, leucina, isoleucina, treonina, metionina, fenilanina, triptofano, y lisina. De acuerdo a diversas investigaciones científicas, la histidina se sugiere como un aminoácido esencial.

En cuanto a la dieta, las proteínas animales han sido habitualmente consideradas como “mejores” que las de origen vegetal. El huevo es considerado como la proteína de calidad ideal. ¿Porqué? Porque se tiene que tener en cuenta un factor muy importante: la digestibilidad, o sea la cantidad de proteína que es absorbida después del proceso digestivo. Así pues, la Utilización Proteica Neta (UPN) determina que cantidad de proteínas seránútiles al cuerpo para síntesis. Por ejemplo el huevo contiene una UPN del 97%, lo cual significa que casi la totalidad de sus proteínas serán absorbidas por el cuerpo. Sin embargo, la soja posee una UPN del 70%. De igual manera los brotes tienen un alto grado de asimilación, suministrando aminoácidos en forma directa.

Los alimentos de origen animal contienen todos los aminoácidos esenciales necesarios para el cuerpo, y es por eso que son considerados como proteínas de alta calidad. Si la proteína tiene una cantidad baja de uno de los aminoácidos esenciales es de calidad inferior. El aminoácido que es más escaso se denomina “limitante”. Un sólo alimento de origen vegetal no contiene todos los aminoácidos esenciales pero al combinar dos alimentos diferentes, los aminoácidos de una proteína pueden compensar los que faltan en la otra (ejemplo: legumbres con cereales). A esto se denomina “complementación proteica” y no es necesario que ocurra en una misma comida ya que el cuerpo guarda una reserva a corto plazo de aminoácidos esenciales. Algunas semillas como la quinoa, y legumbres como los garbanzos, tiene un equilibrio excelente de aminoácidos.

Las proteínas también se utilizan para al formación de hormonas y diversas enzimas. Los aminoácidos que quedan sin uso para síntesis pueden ser empleados como calorías y se eliminan como urea. Según datos de la O.M.S., se necesitan diariamente 0,6g de proteínas por Kg. de peso. Por ejemplo, una persona cuyo peso corporal es de 70 Kg, necesitará 42 gramos de proteína utilizable por día. Buenas fuentes alimenticias son: frutos secos (almendra, nueces, avellanas), semillas (de lino, sésamo, girasol), productos de soja (tofu, leche de soja, y proteína vegetal texturizada), cereales integrales (arroz, trigo, avena, cebada). Los garbanzos, lentejas y el brócoli también son considerados como fuentes excelentes de proteína de origen vegetal. Con una dieta basada en estos alimentos es casi imposible contraer deficiencias, a menos que no consumamos suficientes calorías como para mantener nuestro peso normal.

Obviamente, las necesidades proteicas aumentan durante el embarazo y la lactancia. Esta cantidad extra se debe satisfacer con más calorías y, por lo tanto, más alimentos. Debido a que bebes y niños pequeños se encuentran en etapa de crecimiento, necesitan (en proporción al peso corporal) mas proteínas que las personas adultas.

HIERRO
Las personas vegetarianas son mas propensas a la anemia por la falta de hierro en la dieta. FALSO.

El hierro es el mineral que forma la hemoglobina, sustancia encargada de llevar el oxígeno desde los pulmones a los tejidos. La deficiencia de hierro puede causar anemia como resultado de niveles bajos de hemoglobina en la sangre. Este es un problema muy común en nuestro planeta, afectando tanto a países desarrollados como al tercer mundo.

En cuanto a la dieta, existen dos formas diferentes de hierro: el hemático (heme), que se encuentra sólo en los tejidos animales; y el no hemático, que está presente en los alimentos de origen vegetal. Estaúltima es absorbida por el cuerpo con menor facilidad que bajo la forma hemática. Sin embargo, los alimentos ricos en vitamina C -frutas cítricas, verduras de hojas verdes, etc- aumentan en gran proporción la absorción del hierro no hemático.

A pesar del hecho de que el hierro de los alimentos vegetales se absorba con menor facilidad, las investigaciones han demostrado que las personas vegetarianas no presentan mayor tendencia a sufrir deficiencias de hierro que las personas omnívoras. Lo que poco se sabe es que el hierro heme presente en carnes rojas, aves y pescado se absorbe más allá de lo necesario. El organismo NO puede regular la absorción, por lo tanto, lo acumula fabricando mayores cantidades de ferritina para almacenarlo, evitando de esta manera su circulación en la sangre pues es sumamente tóxico. Pero pronto esto no es suficiente y el hierro comienza a funcionar como tóxico: estimula el cáncer y las cardiopatías porque genera radicales libres. Acelera así el proceso de envejecimiento y propicia la fatiga, artritis, diabetes, impotencia, agitación y problemas neurológicos.

Como buenas fuentes alimenticias de hierro, se encuentran los cereales y harinas integrales, los vegetales de hojas verdes, las legumbres como las lentejas y los porotos aduki, las algas, los brotes y algunas frutas desecadas.

CALCIO
Las personas que no consumen productos lácteos notienen una eficiente fuente de calcio en la dieta y por lo tanto tienen mas posibilidades de contraer osteoporosis. FALSO.

El calcio es el mineral más abundante en nuestro organismo. El 99% se encuentra en los huesos y dientes, donde allí juega un rol estructural. El 1% restante esta en los tejidos y fluidos del cuerpo, donde es esencial para el metabolismo celular, la contracción muscular y la transmisión de los impulsos nerviosos.

Mantener fuertes los huesos, depende más de la prevención de la pérdida de calcio que de aumentar las cantidades ingeridas del mismo. Algunas culturas no consumen productos lácteos y generalmente sólo ingieren de 175 a 475 mg. de calcio por día. Sin embargo estas personas presentan bajos porcentajes de osteoporosis.

Las personas pierden constantemente calcio por la corriente sanguínea a través de la orina, la transpiración y la materia fecal. Esta perdida es renovada mediante el calcio proveniente de los huesos. En este proceso, los huesos pierden constantemente calcio. Al tomarse prestado calcio de nuestros huesos, debemos reponer esta deficiencia con comida.

El calcio de nuestro cuerpo necesita cambiar a lo largo de nuestras vidas. Hasta los 30 años de edad se consume más cantidad del que perdemos. El consumo adecuado es muy importante especialmente en la niñez y la adolescencia. Luego, el cuerpo comienza a realizar un balance negativo y los huesos empiezan a perder más del que se consume. La pérdida de mucho calcio puede conducir al ablandamiento de los huesos, o inclusive a la osteoporosis. Cuanto más cantidad se pierde rápidamente depende, en parte, del tipo y la cantidad de proteína que se consume.

La industria láctea promociona sus productos con el “supuesto” calcio natural que posee la leche y sus productos derivados. Irónicamente, el excesivo consumo de alimentos altos en proteínas tales como los productos lácteos contribuyen a la pérdida de calcio en los huesos. Es por eso que cuando se recomiendan productos lácteos para detener o combatir a la osteoporosis (pérdida ósea), sucede todo lo contrario. ¿Por qué? Porque las dietas altas en proteínas provocan una mayor pérdida a través de la orina. La proteína que se obtiene en los productos animales causa mucha más perdida de calcio que aquélla que se obtiene del reino vegetal. Esta puede ser una de las razones por las cuales las personas veganas tienden a tener huesos mas fortificados.


Otros factores que influyen negativamente en nuestros huesos son:
  • La cafeína aumenta al doble el porcentaje de calcio que se elimina a través de la orina.
  • La falta de vitamina D es perjudicial, ya que esta vitamina juega un papel importante en el metabolismo óseo. Es por eso que se debe tomar un poco de sol diariamente para activar las reservas de vitamina D en el cuerpo.
  • Las dietas con altas cantidades de sodio (sal) también incrementan la perdida de calcio a través de la orina.
  • El alcohol dificulta la absorción de calcio al afectar la capacidad del hígado para activar la vitamina D. Esta vitamina es importante en el metabolismo del calcio. Cuanto mas alcohol se ingiera, mas obstaculizara la capacidad del cuerpo para la formación y el mantenimiento de unos huesos sanos.
  • El fumar tabaco es un habito que produce mucho ácido en el cuerpo, es por eso que para neutralizar el exceso de ese ácido son necesarios -incluido el calcio- los minerales. En el caso del calcio, este se extrae de los huesos y los dientes para satisfacer esa necesidad.
  • La falta de ejercicio y actividad física contribuye a la perdida de calcio, y este es uno de los factores más importantes a tener en cuenta para mantener fortificados nuestros huesos. El ejercicio reconstruye huesos ya afectados por una perdida de calcio. Los huesos están vivos y reaccionan al ejercicio como lo hacen los músculos, volviéndose mas fuertes. El ejercicio y la actividad ejercen presión sobre el esqueleto, lo que, a su vez estimula la formación de nuevo hueso.
La Dosis Diaria Recomendada (DDR), varía de acuerdo a la edad de la persona. Por supuesto que las mujeres embarazadas y en lactancia necesitan mas calcio que las demás personas. En general, los adolescentes requieren alrededor de 800 a 100 mg, mientras que a las personas adultas les es suficiente 700 mg de calcio por día. Ahora bien, necesitamos fuentes alimenticias de calcio en nuestra dieta pero, ¿Se puede obtener el suficiente calcio de fuentes no lácteas? Sí, todos los vegetales de hojas verdes (principalmente el brócoli y la radicheta) contienen calcio, así como todos los frutos secos (almendras, nueces), legumbres (soja, garbanzos) y frutas desecadas (ciruelas, pasas de uva). Las semillas de sésamo crudas contienen más calcio que cualquier otro alimento en la tierra. El tofu es una fuente más que confiable que además tiene un bajísimo porcentaje de grasa. También, las algas contienen una gran cantidad de calcio.

VITAMINA B 12
La vitamina B12 se obtiene únicamente consumiendo productos de origen animal. FALSO.

¿Los animales tienen B12 en sus cuerpos? Sí, pero ningún animal es capaz de producir esta vitamina. Solamente la producen microorganismos, principalmente bacterias, que viven en la tierra y se encuentran en las raíces de los suelos. Laúnica manera por la cual los animales obtienen B12 es a través de la ingestión de alimentos y tierra contaminada con estos microorganismos. Es por eso que la B12 se encuentra en la mayoría de los productos animales (carne, leche y huevos).

La B12 es muy importante para nuestro organismo, debido a que es un nutriente esencial para la división celular y la formación de sangre. Entre los primeros síntomas de carencia, puede aparecer la fatiga, hormigueo de pies y manos, mala digestión (falta de apetito, nauseas). Sin embargo, la deficiencia a largo plazo puede ser mortal, produciendo anemia megaloblastica -o sea, glóbulos rojos anormalmente agrandados- y dañando en forma irreversible el sistema nervioso.

En cuanto a las necesidades de vitamina B12, se requieren cantidades diarias microscópicas: 1 microgramo para personas adultas, y 2 microgramos para niños, adolescentes y mujeres embarazadas. Aunque la deficiencia es rara entre veganos, ésta suele ocurrir en la población en general por mala absorción debido a la falta del factor intrínseco. Esteúltimo es una proteína producida en el estómago (jugo gástrico) , la cual transporta la B12 dentro de la corriente sanguínea a través de la mucosa intestinal. La falta de factor intrínseco provoca también anemia perniciosa, generalmente en las personas mayores de 50 años de edad.
 
De acuerdo a numerosos estudios epidemiológicos, se pudo determinar que algunas bacterias presentes en el tracto intestinal humano pueden producir vitamina B12. La mayoría se encuentran en el colon pero no pueden ser absorbidas. Sin embargo, algunas bacterias también se encuentran en el intestino delgado, donde desde allí aparentemente pueden ser absorbidas por el organismo.

Las personas veganas por más de 5 años deben asegurarse con la ingestión de suplementos vitamínicos. Alimentos como las algas marinas y los productos fermentados de la soja (tempeh, miso, tvp) contienen B12, pero no son una fuente muy confiable ya que pueden contener más materia inactiva que activa. También existe una variedad de alimentos fortificados -los cuales suelen ser una fuente más eficaz- como cereales de desayuno, leches de soja, panificados, etc. Es posible que la vitamina B12 se encuentre también en las plantas, ya que algunas contienen microorganismos contaminados en sus raíces.


VITAMINA D
La alimentación vegana no aporta suficiente vitamina D. FALSO.

Constituyen un grupo de sustancias conocidas como “calciferoles”. Se conocen al menos 10 compuestos con actividad vitamínica D, pero solo 2 son de gran importancia: El ergocalciferol (vitamina D2) y el colecalciferol (vitamina D3). La vitamina D tiene la función de intervenir en el crecimiento de los huesos y dientes. Es liposoluble, y es por esto que se almacena en nuestro organismo resultando de vital importancia para la absorción y almacenamiento de calcio y fósforo.
Esta vitamina se encuentra en los aceites de pescado, huevos y leche (añadida). No esta contenida naturalmente en ningún alimento de origen vegetal. Sin embargo, la exposición de nuestra piel a los rayos solares produce una reacción química en las grasas que crea vitamina D. Existen algunos alimentos fortificados con esta vitamina, como por ejemplo es el caso de la leche de soja.
Si en nuestro organismo hay vitamina D, calcio y fósforo en cantidades absolutas suficientes, los valores séricos en sangre se normalizan con independencia de la proporción. El trastorno del metabolismo del calcio y del fósforo, causado por la carencia de vitamina D, origina raquitismo, a veces tetania en los niños, y osteoporosis en los adultos.
Las necesidades dietéticas diarias son muy variables, dependiendo de la cantidad de vitamina D que se forme en la piel por radiación ultravioleta, y de la capacidad corporal para metabolizar el calcio y el fósforo. Según los expertos, se deben tomar alrededor de 10 a 15 minutos diarios de sol -principalmente en el rostro y manos-.
La carencia de vitamina D se origina por falta de exposición a los rayos ultravioletas, pero en las condiciones habituales de vida en climas templados se debe a un ingreso inadecuado. Las carencias secundarias son causadas por falta de absorción o por una mala utilización en los tejidos (raquitismo refractario o resistente a la vitamina D).

Fuente: http://www.anima.org.ar/mitos-en-la-alimentacion-sin-ingredientes-animales/
Bibliografía
  • Aboglio, Ana María- Veganismo. Práctica de justicia e igualdad, De losCuatroVientos, Buenos Aires, 2009.
  • Vegan Society – www.vegansociety.com
  • PCRM (Physicians Committee for Responsible Medicine) – www.pcrm.org
  • The Vegetarian Society of UK – www.vegsoc.org.uk
  • Norris, Jack – “Vitamin B12: Are You Getting It? First Draft” – 2000 – Vegan Outreach.
  • Barnard, Neal – Comer bien para vivir más años. Paidós.
  • Cohen, Robert – “Milk, The Deadly Poison” – 1997 – Argus Publishing.

sábado, 5 de marzo de 2016

Conocé estos 7 mitos de la Producción Alimentaria!

En este artículo respondemos 7 mitos sobre la producción alimentaria sostenidos por la agricultura industrial, que se autoproclama como la única alternativa válida.

Los gobiernos y las grandes empresas insisten en que solo la agricultura industrial nos puede salvar del hambre. Los ecologistas advierten que este sistema está destruyendo rápidamente el planeta. Los productores orgánicos y agroecológicos sostienen que pueden producir más alimento, de mejor calidad, y sin dañar el ambiente. Atrapados al final de la cadena de comercialización, los consumidores apenas nos enteramos del debate, y menos aún comprendemos sus consecuencias. Irónicamente, somos los consumidores, invirtiendo día a día en nuestro alimento, quienes decidimos cual será el sistema productivo del mañana, y somos por ello quienes más poder tenemos para modificarlo. Y consumidores somos todos, incluso quienes producimos alimentos.

Nuestra información depende de lo que los medios de comunicación masivos nos dicen, y estos generalmente reflejan los mitos que nuestra sociedad construye. Algunos mitos son promovidos por la industria, otros por la incomprensión de datos científicos, o por técnicos que practican una ciencia a medias.

Ningún mito se construye a partir de la nada. Todos tienen en la base alguna razón; lo que sucede es que esa razón es malinterpretada, exagerada, o ignora ciertos datos cruciales, o deriva en una conclusión absurda a partir de los datos, y así abandonamos el terreno de la verdad comprobable para entrar en el mito. Para quien no conoce los datos relevantes, el mito puede sonar a verdadero. Pero una vez se comprende el contexto, es fácil mirar más allá de las máscaras.



1. Rentabilidad económica

El mito: La producción ecológica no puede ser económicamente rentable.

En el sistema de mercado actual, donde el campesino espera pasivamente a que el intermediario se interese por sus productos, o se contrata siguiendo las exigencias de la empresa comercializadora, este mito puede resultar real. Si dependemos de las fluctuaciones del mercado, si tenemos que competir con productores subsidiados, si no contamos con un mercado seguro, si estamos obligados a seguir las fluctuantes exigencias de los grandes supermercados, es difícil que podamos ganarnos la vida decentemente.

Numerosas experiencias han demostrado que los productos agroecológicos pueden tener una rentabilidad superior a los de cultivo convencional. Por lo general obtienen mejores precios, y sus costos de producción son menores; además, producen una variedad de productos en el mismo espacio.

El problema para los productores agroecológicos está en la comercialización, atada a los modelos convencionales.

En el artículo “¿Es rentable la agroecología?” publicado en la Revista Allpa analizamos algunos casos concretos. Vimos por ejemplo el caso del maíz en la Provincia de Loja, en Ecuador, donde la ganancia del cultivo ecológico triplicaba la del convencional, gracias al ahorro en insumos y la venta combinada de maíz, frijol zarandaja y zapallo. Lo que imposibilitaba la expansión del modelo era la dependencia de los productores en un único sistema de comercialización: el camión de una empresa que hacía la intermediación, comprando únicamente maíz de la variedad industrial Brasilia, y con un control unilateral del precio. Este caso es típico en el agro, y se dificulta más aún con los esquemas de encadenamiento productivo, donde los agricultores se comprometen por contrato con una empresa, corren con todos los riesgos, y no tienen la libertad de colocar sus productos a su conveniencia.

Existe un enorme mercado para los productos agroecológicos, formado por consumidores que buscan alimentos más sanos, producidos de forma ecológica y apoyando al campesinado. Es el sector alimentario que más crece actualmente. De modo que el problema para el productor es realmente el acceso a esos mercados, incluyendo la reducción de la intermediación.

La solución ideada por muchos productores es asociarse, enfrentar juntos problemas como el del transporte, y buscar o crear sus propios mercados. Hay muchas variantes de esta solución: circuitos de comercio solidario, ferias, mercados de granjeros, canastas comunitarias, granjas asociativas. Vivimos un momento de mucha experimentación, y un buen porcentaje de estos experimentos están logrando mantenerse y entregar una ganancia decente a los productores, superior por su valor y constancia a la que ofrece el mercado convencional.


2. Rendimientos productivos

El mito: La agricultura industrial produce más alimentos por hectárea, y solo ella puede salvar a la humanidad del hambre.

Si nos enfocamos en un solo producto, sembrado en monocultivo, la semilla industrial apoyada por agroquímicos, maquinaria y riego tecnificado, produce una mayor cantidad de ese solitario producto, en condiciones ideales. Por ejemplo, en el mismo estudio citado anteriormente, una hectárea de maíz convencional producía 100 quintales, mientras que una hectárea en policultivo con semilla ancestral dejaba apenas 66 quintales de maíz.

Pero en agroecología no sembramos un producto, sino una diversidad de alimentos. Esa misma hectárea de maíz ancestral rinde además 20 quintales de fréjol, y alrededor de 200 zapallos. Si sumamos los diferentes nutrientes producidos, vemos que el policultivo produce mucho más alimento que el monocultivo. Hay muchos ejemplos de policultivos altamente productivos: la huerta familiar, que en cada lugar del mundo es diferente, pero en todos se caracteriza por estar bajo cultivo intenso y constante, con una asombrosa diversidad de productos, incluyendo hortalizas, frutas, granos, aromáticas y animales; el bosque comestible, que presenta hasta siete niveles verticales distintos, aumentando enormemente la superficie productiva por hectárea; los sistemas mixtos de acuacultura y cultivo, como los camellones y chinampas o los antiguos arrozales integrales. Cualquiera de ellos supera largamente el rendimiento productivo de los monocultivos convencionales.

Hay que sumar a esto la constancia de la producción en el tiempo: la producción agrícola industrial quema rápidamente los recursos, produce grandes cantidades en los primeros años con relativa facilidad, pero con el pasar del tiempo necesita invertir y destruir cada vez más. El resultado final, en muchas partes del mundo, es el abandono de tierras que han quedado contaminadas e improductivas. La agroecología es por el contrario sostenible, lo que significa que mantiene o incluso aumenta sus volúmenes de producción en el tiempo. Si analizamos el alimento producido por ambos sistemas a lo largo de una década o más, en muchos casos el policultivo agroecológico supera largamente en productividad al monocultivo industrial.

Una investigación encargada por el proyecto de Previsiones del Gobierno del Reino Unido sobre el Futuro de los Alimentos y la Agricultura Mundiales examinó 40 proyectos en 20 países africanos en los que se impulsó la intensificación agroecológica durante la década de 2000. Los proyectos abarcaban, entre otros componentes, actividades de mejora de las cosechas, incluyendo cultivos hasta entonces ignorados por los programas de apoyo, conservación de suelos y agroforestería. A principios de 2010 estos proyectos habían reportado beneficios para 10,39 millones de familias campesinas y mejoras en aproximadamente 12,75 millones de hectáreas. En tan solo 3 a 10 años de transición, el rendimiento medio de las cosechas se duplicó, generando un incremento de la producción total de alimentos de 5,79 millones de toneladas al año, equivalente a 557 kg por cada familia de agricultores.

¿Necesitamos de la agroindustria para poder alimentar al planeta? La verdad es que hoy en día, incluso con la baja producción de alimentos generada por la industria, producimos suficiente para alimentar a catorce mil millones de seres humanos, más del doble de la población actual. Lo que ocurre es que estos alimentos están muy mal distribuidos.

El 80% de las personas hambrientas son campesinos o trabajadores agrícolas. ¿Cómo puede ser esto posible, que las personas que producen el alimento sean las que pasan hambre?. La razón es que han perdido su capacidad de producir alimentos debido precisamente al modelo de producción y mercado impuesto por las grandes empresas con la complicidad de los gobiernos. No producen comida: producen bienes para el mercado. El monocultivo reemplazó a la producción de alimentos, por lo que en muchas zonas agrícolas los alimentos son escasos y costosos. Por ejemplo en el sur de la provincia de Loja, Ecuador, donde todos producen maíz para la industria avícola, y gastan sus magras ganancias en fideos y huevos.

Si los campesinos volvieran a producir una diversidad de alimentos, modernizando sus técnicas tradicionales con conocimientos agroecológicos, y si los mercados funcionaran con un enfoque local y sostenible, tendríamos una verdadera abundancia de comida de buena calidad a un costo asequible, para todos y todas.


3. Calidad nutricional

El mito: Los alimentos industriales tienen la misma o mayor calidad nutricional que los tradicionales, porque son más modernos.

Muchos alimentos modernos son “enriquecidos” con vitaminas, minerales y otros nutrientes sintéticos, algo que la agroindustria no deja de señalar en su publicidad.

La razón por la cual los alimentos necesitan ser así “enriquecidos” con nutrientes artificiales, es que han perdido sus nutrientes naturales. Esto se debe a que los procesos de selección de la semilla industrial están orientados a aumentar la velocidad de crecimiento, el tamaño y la adaptación a los químicos de los productos, no su calidad nutricional. Podemos ver esto, por ejemplo, en el haba: un producto que antes necesitaba de 10 a 14 meses para ser cosechado, dando un grano pequeño y duro, lleno de fibra. El haba industrial actualmente demora alrededor de 5 meses para producir un grano el doble de grande, blando. Para lograr esto, se seleccionó habas que se hinchen rápidamente de agua, en lugar de producir fibra, que demora mucho más tiempo en ser creada por la planta. El problema es que los nutrientes se almacenan en la fibra del grano, no en el agua; por ello, una de las pequeñas habas tradicionales es mucho más nutritiva que un haba industrial.

La baja calidad nutricional de la semilla moderna se combina con el agotamiento de los suelos para producir un fenómeno demostrado: la erosión de nutrientes en los cultivos modernos. Un estudio señala que en 1914, la col tenía 315.5 miligramos de calcio, magnesio y hierro sumados por cada 100 gramos de alimento. Para 1993, este valor había decaído a 62.59 miligramos, es decir, apenas el 19.8% del valor anterior. El mismo estudio encontró que la lechuga y la espinaca tenían en 1993 el 8.6% y 43.7% respectivamente, de los valores que tenían en 1914, para esos nutrientes. Por otra parte, un estudio de la USDA señala descensos en varios nutrientes esenciales de entre el 6% y el 38% entre 1950 y 2004.

La agricultura industrial promueve una simplificación nutricional, basada en conocimientos científicos del siglo dieciocho que han sido desde entonces desmentidos. Básicamente, este modelo sostiene que las plantas dependen del aporte de tres macronutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio) y pequeñas dosis de otros minerales (micronutrientes). Pero hoy sabemos que las plantas no necesitan solamente de un puñado de nutrientes, sino de una compleja red de relaciones en el suelo y el ambiente que las rodea, de las que depende su capacidad de alimentarse, la calidad de sus nutrientes y su salud en general. Si las forzamos a producir en condiciones de simplicidad nutricional, producen alimentos con deficiencias nutricionales. Y como consecuencia nosotros también tenemos esas deficiencias, que se manifiestan en enfermedades crónicas y degenerativas.


4. Salud

El mito: Los agroquímicos no causan daño a la salud, los productos orgánicos sí causan daño, porque se cultivan con deshechos, incluso estiércol.

La mayoría de los agroquímicos se lanzan al mercado sin estudios suficientes sobre sus efectos en la salud humana, o a pesar de que han sido demostrados ya sus efectos negativos.

Los agricultores sufren directamente estos efectos. La exposición directa a los agrotóxicos puede causar envenenamiento, que se manifiesta por ejemplo con náuseas y mareos, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, pérdida de conciencia, destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales y daño o falla renal. La Organización Mundial de la Salud estima que cada año se producen 25 millones de intoxicaciones por agroquímicos en el mundo, el 99% de las cuales ocurren en países “en desarrollo”. Estos venenos pueden entrar por las vías respiratorias, por las mucosas, por los ojos, por la piel.

La exposición ocasional a dosis menores de estos químicos genera efectos de largo plazo, a menudo resultado de la combinación de varios productos, por lo que resulta difícil trazar la causa exacta. Estudios ligan los agrotóxicos a un amplio espectro de dolencias, desde la gastritis y las alergias cutáneas hasta el cáncer y los problemas hormonales. En zonas de grandes monocultivos son comunes los casos de cáncer, abortos, nacimientos de niños deformes, y otras afectaciones; por ejemplo, en la zona papera de Carchi, Ecuador, se estima que el 40% de la población campesina sufre de daños neurológicos debido al uso de pesticidas.

La afectación llega también a los consumidores. Varios estudios ligan el consumo de agroquímicos en la dieta al descenso de la fertilidad en poblaciones humanas, que en casos como el europeo llega ya al 50%. Los químicos que consumimos podrían estar implicados en diversos trastornos hormonales, tales como trastornos menstruales y reproductivos; ha sido demostrado que muchos agroquímicos actúan como disruptores hormonales. La pandemia de alergias que hoy sufre el mundo está igualmente relacionada.

Por otro lado, es falso que los cultivos orgánicos causen daño a la salud por usar deshechos. Los “deshechos” a los que se refiere este mito son los abonos orgánicos, hechos en base de restos de cosecha y cocina, y estiércol de animales. Estos restos orgánicos se transforman completamente en el proceso conocido como compostaje, donde todos los patógenos son eliminados y la materia se convierte en suelo fértil. Ese es el proceso que alimenta a las plantas en la naturaleza, y es sano y seguro para los seres que evolucionamos en este planeta.


5. Ambiente

El mito: La agricultura industrial no causa más daño al ambiente que la agroecológica.

Si sumamos los efectos de los tóxicos que se vierten al ambiente, la liberación de gases que destruyen la atmósfera cada vez que se ara o deforesta, la destrucción de la cobertura vegetal para dar paso a ganadería o agricultura extensiva, y el transporte global de alimentos, el moderno sistema de producción y comercialización de alimentos es responsable por el 48% del cambio climático. Esto lo convierte en la actividad humana más destructiva para el ambiente.

La agroecología, en cambio, promueve la regheneración de ecosistemas naturales, y la producción en sistemas que imitan funcionalmente a la naturaleza. Los ecosistemas productivos generados por la agroecología logran en los primeros años de transición frenar y luego revertir la destrucción ambiental. Cuando maduran, al cabo de 5 a 10 años de trabajo, se encuentran entregando recursos al ambiente, mejorando las condiciones regionales en muchos aspectos, a medida que crece la biodiversidad y la biomasa, aumenta la fertilidad del suelo y el abastecimiento de agua.


6. Cultura

El mito: La agricultura industrial es parte del progreso y de la modernidad a la que todos debemos aspirar.

Desde finales del siglo diecinueve la humanidad se ha dedicado a adorar y perseguir el ideal del progreso industrial constante e irrefrenable, en respuesta a las necesidades de un sistema económico insostenible que para subsistir necesita crecer sin parar.

La homogenización cultural es un resultado evidente de la globalización: todas las culturas del mundo van desapareciendo, para dar lugar a un monocultivo de mentes y actitudes. Un mundo de consumidores compulsivos, de esclavos laborales que se visten igual, hablan de forma similar, se rebelan de la misma manera, y sobre todo, consumen los mismos productos. Las beneficiarias de esta situación son las grandes empresas, que hoy son las instituciones más poderosas del planeta, por encima de las naciones y las religiones.

Esta homogenización presenta un riesgo muy grande para la sobrevivencia de la humanidad (además de ser triste y aburrida). La historia del planeta nos muestra que la calidad de vida y la capacidad de adaptación y subsistencia dependen de la diversidad. La misma regla que se aplica a la biología, se aplica a la cultura. Un mundo culturalmente diverso no solo es más bello e interesante, sino que además representa muchas formas distintas de adaptación a condiciones locales.

En ningun área es esto tan visible como en la producción y consumo del alimento. En cada rincón del planeta, las culturas originarias desarrollaron métodos de cultivo y formas de preparar la comida que se adaptaban a la realidad local. Esta fue una evolución de miles de años, con el resultado evidente de que la gente es más sana consumiendo los alimentos tradicionales de su cultura.


7. Economía local y empleo

El mito: La agricultura convencional genera fuentes de empleo y fortalece la economía.

En un mercado dominado por la agroindustria, donde la economía local ha sido destruida, solo las grandes empresas pueden ofrecer empleo remunerado, para un porcentaje reducido de la población.

Cada vez que gastamos dinero en productos industrializados, ese dinero escapa de la economía local. Se fuga a otras regiones del país, o al extranjero. Es como una forma de minería, donde las empresas extraen la riqueza regional directamente de los bolsillos de los consumidores.

Tomemos el caso de los productores de trigo: hasta la década del 70, la zona central de los andes ecuatorianos era el granero de la región, permitiendo un auto abastecimiento cercano al 100% para la nación. Luego empresarios de la costa empezaron a exportar trigo barato del extranjero, y finalmente el gobierno ecuatoriano aceptó “donaciones” de trigo norteamericano, hasta quebrar a los productores nacionales. Ahora Ecuador importa más del 90% del trigo que consumimos.

El modelo de agricultura industrializada se orienta al uso de maquinaria agrícola para reemplazar mano de obra, a la contratación de mano de obra mal pagada y en muchos casos explotada (incumplimiento de obligaciones laborales como la seguridad social o el reconocimiento de horas extras), y contratos de producción que no son equitativos. Esto genera desempleo, sub empleo y explotación.

La agroecología requiere más mano de obra, eso es innegable. Por tanto, tiene una mayor capacidad de contratación, y de reducir el desempleo a nivel local. Al ser una agricultura de tipo familiar o asociativa, negocia contratos de forma más personal y directa; es decir, el trabajador tiene una relación cercana con el empleador, y puede negociar con más libertad y equidad. Las condiciones de trabajo son mucho mejores: trabajo diverso, en un ambiente sano.

Miremos detenidamente las siguientes tablas, extraídas del libro Reforma Agraria en el Ecuador: Viejos Temas Nuevos Argumentos, publicado por el SIPAE:

Es decir que en el mejor de los casos, de acuerdo a estos ejemplos, la agroempresa puede dar empleo a una persona por cada dos hectáreas, con un sueldo de hasta US$ 14 por día. La agroecología familiar puede emplear en el mismo espacio a 3 personas, con un ingreso de US$ 17 por día. En consecuencia, la agroecología genera hasta US$ 25,5 en sueldos por hectárea, la agroempresa solo US$ 7.

Con la agroecología nadie puede hacerse inmensamente rico. Pero sí que se genera riqueza; lo que ocurre es que esa riqueza se reparte con más equidad en la población.

Otra de las características de la agroecología es que no se orienta a la exportación y el transporte a grandes distancias, sino que busca comercializar a nivel local. Debido a esto, colabora muy efectivamente a fortalecer la economía en su región.


Conclusiones
La desinformación existente en estos temas es en gran parte responsable de que no cambiemos el sistema alimentario actual. Mucha gente apoyaría el cambio, si tuvieran una comprensión más profunda de lo que está sucediendo. Es necesario que quienes luchamos por el verdadero progreso, el progreso hacia un mundo más justo, humano y sostenible, no nos callemos. Esperamos que los argumentos aquí presentados puedan servir para ello.

Estos argumentos no son circunstanciales. En junio de 2010, el relator de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, se basó en datos y estudios similares para declarar que la Agroecología constituye la mayor esperanza de la humanidad para enfrentar los problemas conexos del hambre y el cambio climático.

Fuente del texto: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/7_Mitos_de_la_Produccion_Alimentaria
 
Todas las fotos pertenecen a: Peter Menzel autor de los libros relacionados a hábitos de consumo alimenticio nivel mundial: "Hungry Planet", "What I eat" around the world y "What the world eats".